domingo, mayo 31, 2015

Hijo Pródigo

Nunca he sido fan de la parábola de El Hijo Pródigo que es parte de el Evangelio según San Lucas. No es precisamente que esté en contra del hijo pródigo -aunque claro que su actitud y decisiones son molestas-, y también comprendo que la verdadera enseñanza de esta historia radica en el amor incondicional que el padre le tiene a su hijo. Lo que siempre me ha molestado un poco, es que el buen hijo, el que se queda siempre a trabajar con su padre es ignorado, poco reconocido y no celebrado del todo.

Lo curioso, es que siento que ahora, mi situación  espiritual es un perfecto ejemplo de esta parábola.

Luego de años de no estar verdaderamente cerca de la iglesia católica, he regresado a ella. Ciertamente nunca la dejé, pero por ejemplo, llevaba 15 años sin confensarme, y por ende 15 años sin recibir comunión. Todo ese tiempo, claro que seguí creyendo en Dios, pero siendo honestos, directamente desobedecí cosas de suma importancia que enseña el catolicismo.

Este año, uno de mis propósitos fue regresar a la iglesia, y mi única intención era ir a misa con regularidad. Literalmente vivo atrás de una, y mi arguemento de no saber oraciones ni cómo seguir una misa en inglés simplemente no podía seguirlo sustentando. Así que en enero, imprimí oraciones y el formato de una misa en inglés, caminé menos de dos minutos y llegué un domingo a misa. Desde ese domingo no he vuelto a faltar a misa.

Muchas cosas han influído a mi regreso, he aquí algunas.

1. Recuerdo de quién soy. Ir a misa, y estar dentro de la iglesia me hacer recondar el quién soy, en dónde crecí y de dónde vengo. Sé que esto puede sonar un poco ridículo, pero cuando uno es un inmigrante lejos de su país -mismo que además no visito seguido- estas cosas adquieren un significado diferente. La iglesia a la que voy, no es para nada como la catedral de Puebla, pero cuando estoy adentro siento que respiro el mismo aire, siento que me encuentro a mi misma.

2. El Padre de mi iglesia. Amo al padre de mi iglesia. Nunca en mi vida había estimado tanto a un Padre, jajajaja de hecho, nunca antes había apreciado a un Padre del todo. El Padre de mi iglesia es joven, no te juzga sino que verdaderamente te orienta, te hace pensar, habla de cosas que tienen sentido en el siglo XXI. ¡Sabe mi nombre!

3. Comunidad. Mi experiencia en México con la iglesia es que uno va a misa, y punto. Sé que hay excepciones de gente que se involucra en actividades, pero yo jamás conocí o hice amistad con nadie de la iglesia, nunca supe nombres de nadie. A diferencia, aquí, hay un verdadero sentido de comunidad. En menos de seis meses conozco a mucha gente de la iglesia, sé sus nombres, me doy cuenta que en verdad me estiman y yo a ellos. Siento que pertenezco, y eso me hace infinitamente feliz.

Soy sin duda como El Hijo Pródigo, he sido bienvenida y recompensada, me han llenado de atenciones y de amor verdadero en mi regreso a la iglesia, nadie me ha recriminado ni juzgado. Todo esto me ha hecho muy muy feliz.

viernes, febrero 20, 2015

Señora Meche

Iglesia de El Carmen (Foto de

Cuando era niña y fui a clases de catecismo para hacer mi primera comunión, mi maestra en la Iglesia de El Carmen en Puebla, fue la Señora Meche. No recuerdo nunca haber estado en contra de ir, quizás porque mi amiga Teicu de la primaria iba conmigo. No estoy segura si fui todos los sábados por 3 meses, o por 6. Sólo sé que las clases eran los sábados en las tarde de cuatro a seis de la tarde (ajjaja ok, la verdad tampoco recuerdo la hora, pero mi aproximación parece lógica). La Señora Meche nunca fue mi máximo, pero nunca le tuve miedo o me pareció mala maestra. La recuerdo perfectamente, sus lentes, falda, y cómo nos daba siempre una paleta o algún dulce al terminar la clase.

Interior de la Iglesia de El Carmen
Terminé mi curso, lo pasé, me confensé e hice la primera comunión con el resto de mi clase. Mi tía Chatis y mi tío Álvaro fueron mis padrinos, mi mamá me organizó un desayuno donde hubo chilaquiles. Mi comunión fue un 24 de julio.

Ahora en Vancouver, vivo detrás (a no más de 50 metros) de una iglesia católica, es la de San Antonio de Padua, y este año, uno de mis propósitos fue comenzar a ir de forma regular. El padre, es lo máximo, creo que nunca un padre me había caído tan bien. Es ahora que voy a misa, que veo las diferencias y el cómo la gente se comporta, que he hablado con el padre, que me doy cuenta lo buena y excelente que fue mi educación del catecismo, lo buena maestra que fue la Señora Meche. No sé que sea de ella, pero siento que tengo mucho que agradecerle por lo que hizo por mi.





Vacunación en los ochentas

En México, mi mamá no me cree, pero es una realidad que en ciertas partes del mundo los padres de niños están decidiendo que no vacunarlos es lo mejor. En este post no pretendo dar mi postura sobre el tema, solo que me pareció una buena introducción. Ayer que fui con el Dr. para que revisara todas las vacunas que me pusieron en México cuando era niña y ver si es que necesitaba algún refuerzo o algo nuevo.

Antes de sentirme feliz, me sentí como una anciana, porque el Dr. practicamente me dijo que mi cartilla de vacunación estaba vieja (vintage fue el término que utilizó), a lo que le dije, bienvenido al sistema nacion de vacunación en México durante los ochentas.
Reconozco que sí se ver super arcaica

Abrío el Dr. su programa en la computadora y yo le fui diciendo las fechas y el tipo de inmunización que recibí. Al terminar me dijo tu mamá te quiere mucho, porque siempre te llevó justo a tiempo, con verdadera exactitutd cuando te tocaban las vacunas. Hubo un día que me llevaron a vacunar el 26 de diciembre, sí, al otro día de mi cumpleaños. Le dije entonces al Dr. mi abue era quien me llevaba.

Siempre he estado agradecida de todo lo que mi abue ha hecho por mi, y ayer reconocí nuevamente lo mucho que siempre me quiso porque siempre me llevó a vacunar, nunca se atrasó por un sólo día, nunca me faltó una sola vacuna.


jueves, enero 08, 2015

Gracias a ellas

Siempre fui muy feliz de niña. Amaba ir a la escuela, estar en las tardes jugando con mis vecinos en el patio comunal que compartíamos.
No iba yo a casa de amigos o a fiestas de cumpleños, pero era muy feliz.
No tuve un papá, pero siempre supe lo mucho que mi mamá, abue y Avi me querían.
No salía a restaurantes ni a paseos, pero era feliz comiendo papás con limón y chile con mi mamá los sábados por la tarde.

Siempre supe lo mucho que se sacrificaba mi mamá en el trabajo para que yo pudiera tener un uniforme nuevo cada año, para que los Reyes Magos siempre me visitaran, para que no me faltara nada.

De niña no recuerdo nunca haber estado triste, todos mis recuerdos son alegres. Y todo se lo debo a mi mamá y mi abue.

martes, diciembre 02, 2014

Lejos y distante

Una de las pocas cosas que me hace sentirme cerca de México, aún con la distancia, son las celebraciones que cada año el consulado de México realiza para conmemorar el aniversario de la independencia.
Siempre que voy soy feliz, lloro al cantar el Himno Nacional y espero ansiosa al próximo año.

Este año, la celebración no fue como años anteriores. Hubo grandes cambios, mismos que me imagino fueron provocados por cuestions de presupuesto. La fiesta fue mucho más pequeña, la más pequeña que he visto. Sí, es cierto que hubo deliciosa comida gratis, pero creo que todos hubiésemos cambiado eso por celebraciones como las de años anteriores.

Cuando entré al salón donde era la fiesta y me di cuenta de lo pequeña que era quise llorar, creo que estuve a punto de hacerlo. Y no porque estuviera feo o mal organizado, sino porque esa gran celebración a la que solía ir, esas pocas horas que me hacían cada año sentirme cerca del México que tanto extraño, se habían reducido a casi nada. Me quedé, canté el himno de Canadá por primera vez, y claro el himno de México. Grité Viva México como todos los años. Pero me sentí tan lejos del país que tanto quiero.

Ojos láser

Cuando me voy a dormir, antes de cerrar los ojos, veo con claridad, nitidez, brillo. Ya no necesito lentes porque me he hecho la cirugía láser de ojos.  Ahora contaré 10 puntos sobre mi experiencia.

1. No, no me dolió nunca nada. Lo más que sentí fue un tipo basurita en los ojos en ocasiones después de la cirugía
2. Estas despierta durante la cirugía, y puedes oler ese olor a quemado porque el láser está actuando sobre tus ojos
3. No estuve nerviosa, no me explico por qué
4. Las gotas con la anestesia actúan de inmediato, a segudos de su aplicación comenzó mi cirugía
5. Me hice PRK, la cirugía que no es tan común (la más común es con LASIK)
6. Por casi 10 dias realmente no podía ver la tele, ni ver muy bien de cerca. Veía borroso, pero sí era capaz de ver cosas que sin lentes no hubiese podido ver.
7. Por una semana, tuve lentes de contacto (sin aumento) que actuaron como tipo vendaje para acelerar el proceso de cicatrización
8. Tenía que ponerme muchas gotas, muchas. Ahora a más de dos meses, aún me pongo pero ya no de forma ridícula.
9. En mi opinión, un ojo ya lo tengo al 100% y el otro a un 95%. Esto es bueno porque mi visión realmente puede tardar hasta 6 meses en estabilizarse.
10. Nunca tuve los ojos rojos


En mi opinión, esta cirugía vale totalmente la pena.

Sueño musical

Otro de mis grandes sueños musicales se ha hecho realidad. Ver a El Cigala en vivo. Fui inmensamente feliz de estar ahí, de verlo beber su jugo de naranja mientras canta, de descubrir una nueva canción favorita que no me canso de escuchar. Además, me di cuenta lo mucho que Morgan disfrutaba el concierto a mi lado, él, que no puede comprender lo hermoso de todas las letras que esa voz de El Cigala hace que se te mueva el corazón. Pero la felicidad de Morgan en el concierto solo demuestra lo que siempre he creído, que no hay nada tan maravilloso como la música, y que ésta no conoce fronteras ni lenguajes.



Votando

Hace un par de semanas, justo en el primer aniversario de mi ciudadanía canadiense voté por primera vez fuera de México. Siempre, desde pequeña me emocionaba el hecho de votar, en mi familia todos siempre votaron, y en cuanto tuve edad para hacerlo en México, felizmente lo hice. Ahora aquí en Canadá, puedo ejercer el mismo derecho. Tristemente también me da gusto que por primera vez voto por candidatos en los que creo, en los que deposito mi confianza porque sé que harán buen uso del poder, no tengo que votar por el que sin duda robará pero al menos hará más por la población.

Las elecciones municipales aquí son muy diferentes a las de México, pero al menos uno sí puede votar directamente por aquél que uno elegia como presidente municipal (mayor aquí).  Además de ese voto, uno elige a los consejeros municipales, miembros de la directiva de parques y y del fondo escolar. En total uno vota por aproximadamente 20 personas, así que la boleta electoral es mas bien un libro. Tuve que votar además sobre 3 cuestiones específicas sobre el manejo de dinero de la municipalidad en asuntos específicos.

Salí vez de la casilla para votar, y orgullosamente me puse la estampa que me dieron donde dicía que había votado.

¡Espero ansiosa al próximo año para votar en las elecciones federales! Porque sí, es cierto que esto es el primer mundo, pero también los gobiernos cometen atropellos contra aquellos que más lo necesitan. 




viernes, agosto 15, 2014

No estar con ella

Ayer me di cuenta, que aunque extraño muchísimo a mi abue, quizás sea mejor que esté lejos. Escribo esto y me arrepiendo en seguida, porque no hay día que no piense en ella y quiera estar a su lado. Este año mi abue cumplirá 80 años, lo sé porque por alguna razón sé perfectamente en que año nacieron mis abuelitos, ella en 1934 y mi Avi en 1932.

Pero ahora mi abue padece de, mmmm, no lo sé de cierto porque no estoy ahí con ella, pero sin duda es un tipo de demencia. Mi abue, este agosto del 2014 no es la misma abue de la que me despedí cuando me viene a Canadá en agosto del 2007. No es la misma que he visitado una sola vez en el 2010.

Tengo tantos recuerdos con ella, y ayer, mientras hablaba con mi mamá compartí dos. Uno, sobre la sopa de ajo que mi abue hacía (con panecitos fritos) tan rica, y otra, cuando hace tal vez unos 15 años, ella le organizó a mi Avi una fiesta de cumpleños donde preparó crepas de huitlacoche y flor de calabaza.

En cuanto terminé de contar estas dos historias a mi mamá (que más que historias son recuerdos), tanto ella como mi hermano de inmediato me dieron "no, tu abuelita ahora no puede hacer ni se acuerda de nada, no puedes contar con ella". Y me sentí tan triste por varias razones. Sé que un día mi abue morirá, y me da una enorme tristeza que los recuerdos más cercanos con los que se quedarán mi mamá y mi hermano serán los llenos de frustración y falta de paciencia por lidiar con ella. Yo sé que ambos la quieren mucho, y sé que mi mamá con su bondad extrema está todos los días con mi abue. Pero mi pobre mamá está cansada de tantas cosas en la vida y la enfermedad de mi abue hace su vida aún mas estresante.

Tal vez yo soy afortunada de no estar en México, de tener sólo en mi memoria imágenes y recuerdos positivos de mi abue. Recuerdos donde soy niña y hacemos pasteles y galletas, donde me obliga a terminarme la comida para no ser anémica (ahora nadie me obliga y siempre tengo anemia), donde me le llevaba al centro a tomar un café y nos estábamos horas platicando.

Cómo quisiera estar con mi abue y ayudarla. Cómo quisiera estar con ella y que todo fuera como hace años. 


viernes, junio 13, 2014

Reflexión


Ya no sé si pensar en México me hace feliz o triste. No sé si lloro de tristeza o alegría cuando escucho el Himno Nacional o veo a los fans mexicanos apoyando a la Selección Nacional durante la Copa del Mundo.
Hace dos fines de semana fui a comer tacos al mejor lugar que existe en Vancouver, y todo estuvo tan exquisito que casi lloré al final de la comida. Escucho música de cuando estaba en México y ya sea que me motive y alegre el día, o me ponga triste y quiera llorar.


Hoy, literalmente berreé cuando canté el Himno Nacional en el partido de México contra Camerún. Fui feliz al escuchar a mi amigo Ricardo narrar el partido. Pienso en el Cielito Lindo cantado a coro por los mexicanos y quiero llorar, y ahora, finalmente entiendo esa obsesión de las personas mayores en México de pensar que el Huapango de Moncayo es de lo mejor que hay en México.